¡En sus marcas!
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¿Cómo era la vida diaria de nuestros antepasados durante el siglo 
XIX
y principios del 
XX
?
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Lee a continuación los dos textos que tratan sobre cómo se alumbraban 
por la noche y cómo se transportaban los colimenses de aquella época.
El antiguo alumbrado de Colima
Muchas personas que hoy viven en su 
ancianidad refieren que cuando ellas eran 
pequeñas fue muy común iluminar las calles 
por medio de la formación de huachales de 
leña y ocote, los cuales duraban ardiendo 
una o dos horas, para después de extinguirse 
sumir de nuevo la ciudad en la oscuridad. 
Así las cosas, por las noches nadie salía de 
su casa a no ser por verdadera necesidad, en 
cuyo caso iluminaba su camino con haces de 
ocote que las personas llevaban encendidas 
en sus manos, y a falta de este material 
combustible, lo hacían con tallos de órgano o 
también por medio de recipientes o cazuelas 
que contenían manteca u otras grasas que 
llevaban en su interior un pabilo en calidad de 
mechita. El interior de las casas y los jacales 
también se alumbraban con ocote, órganos, 
o con las mismas cazuelas que ardían por 
el procedimiento indicado, desempeñando 
el papel de nuestras actuales veladoras. 
Muchas de las casas que por tales medios se 
alumbraban tenían sus paredes negras por 
la acción del humo. Junto a esta manera de 
iluminar el interior de los templos, existió para 
su alumbrado exterior el uso de candilejas, 
que consistía en simples cazuelitas llenas de 
grasas, de aceites o de manteca natural con 
dotación de pabilos que en calidad de mechitas 
se vendían por cajitas bajo la denominación de 
brujas. En regular número, estas candilejas 
eran suspendidas en las alturas, en las cúpulas 
y en derredor de los templos, llamando la 
atención que no se apagaba su luz a pesar de la 
acción del viento. Para el consumo de aceite en 
la ciudad, había personas que se encargaban 
de prepararlo por medio de molinos de 
piedra, de los cuales aún existen restos en las 
casas donde vivieron sus fabricantes, quienes 
a pesar del rústico procedimiento obtenían un 
aceite de magnífica calidad.
Los tranvías de la ciudad de Colima
La capital del estado posee una línea de tranvía 
movido por tracción animal, fundada con 
capitales extranjeros. Este ferrocarril urbano 
enlaza el centro de la ciudad con la estación 
del ferrocarril y de ésta con Manzanillo y con 
Villa de Álvarez. El movimiento de pasajeros es 
considerable y produce buenas ganancias a la 
empresa propietaria. Es interesante observar 
que la gente muestra especial predilección por 
pasear en los vagones cubiertos de los tranvías 
cuando llueve a cántaros por toda la ciudad.
La vida cotidiana del campo y la ciudad 
en mi entidad
Fuente: Francisco Hernández Espinoza
, 
El Colima de ayer, 
Universidad de Colima, 1982
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